Rumanía tiene los peores números de Europa en mortalidad infantil

Aunque en este blog solemos destacar cuestiones muy positivas respecto de Rumanía, tampoco podemos dejar de tener en cuenta que no siempre se trata de grandes novedades la actualidad de este país, sino que podemos encontrarnos con noticias menos felices, como la conocida últimamente que indica que estamos en presencia de la nación que posee los peores números cuando se trata de analizar las cifras de mortalidad infantil en el territorio europeo.

En efecto, el título ya es angustiante: “en Rumanía muere un niño menor de doce meses cada seis horas”, una cifra que indica que aproximadamente 1.500 niños pierden la vida durante sus primeros años de vida en este país. Esto, como consecuencia inmediata de que Rumanía es el segundo país de la UE que posee el peor sistema sanitario.

Si la media del continente se encuentra apenas por encima de las 3 muertes de niños cada 1.000 nacimientos por año, el sistema estadístico de la Unión Europea ha determinado que en el territorio de Rumanía esa cifra es de más del doble, algo que prácticamente indica que todos los niños nacidos en aquel país corren riesgos de una u otra forma.

Por supuesto, si se realiza una comparativa directa con lo que ocurría en Rumanía algunos años atrás, debemos decir que la situación es bastante mejor, considerando que por ejemplo a finales de la década del ´80, cuando terminó la dictadura comunista, el número de muertes cada 1.000 niños era casi del triple de lo que podemos ver hoy.

El parto prematuro constituye en este sentido la principal causa de mortalidad infantil de los niños rumanos, algo que se produce como consecuencia de las malas condiciones generales en las que se llevan adelante los embarazos, debido a la mala nutrición que sufren las madres, como así también la falta de planificación familiar y de controles a los que se ven sometidas.

Incluso, no se puede perder de vista que muchas de las unidades de maternidad locales no cuentan siquiera con incubadoras, por lo que tienen que improvisar otros sitios para mantener a los recién nacidos, sitios que no es difícil imaginar que en muchos casos no se encuentran de ninguna forma preparados para hacer frente a este tipo de necesidades.

Evidentemente, esta situación es uno de los principales motivos por los cuales los padres rumanos no pueden estar absolutamente seguros del tratamiento que reciban tanto las propias madres como los niños por nacer en el contexto de un sistema de salud realmente frágil.

George, un cerrajero rumano que trabaja en una compañía española de cerrajería profesional, ha comentado al respecto a los medios de comunicación locales que ésta es una de las causas por las que se vio obligado a seguir su vida junto a su familia en otra parte, esperando obtener la atención que no podría tener en sus propias tierras.

Casos como los de este cerrajero matriculado los hay muchos en todas partes de Europa, como consecuencia de algunas condiciones de vida no aseguradas que aún hoy tienen sitio en Rumanía, más allá de la evidente mejora con lo que ocurría unos años atrás.